La Feria se ilumina

Es pulsar un simple botón y los rostros de todos los sevillanos se iluminan radiantes de alegría por el comienzo de una nueva Feria de Abril. De los sevillanos y de todos aquellos que tienen la suerte de disfrutar de esta fiesta grande de Andalucía.

Por la alegría y por las más de 25.000 bombillas que se encienden en el “Alumbrao” de la Portada y las más de 300.000 de todo el recinto.

La Feria de Abril de Sevilla 2019 se celebra del 4 al 11 de mayo, tercera ocasión en la que no se celebra en el mes que lleva en su nombre. ¿El motivo? Que la Semana Santa de este año ha sido más tarde y el Ayuntamiento procura que entre ambas celebraciones tan señaladas transcurran al menos 2 semanas de separación.

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¿Quieres adentrarte en este acontecimiento histórico rebosante de manzanilla, pescaíto frito, sevillanas, casetas, carrozas, vestidos de volantes y rebujito que se celebra en Sevilla desde hace más de un siglo? Pues aquí te dejo una serie de datos para satisfacer tu curiosidad.

 

  • Empiezo por el principio. Este no es otro que su origen. Nació como feria de compraventa de ganado de la mano de 2 concejales de la ciudad en 1846, José María Ibarra y Narciso Bonaplata, de origen vasco y catalán respectivamente. Un año después se organizó en el llamado Prado de San Sebastián. Y con el tiempo se convirtió en un evento de carácter más social. Desde 1973 su emplazamiento es el actual: Los Remedios.
  • El comienzo de la semana de Feria es el primer día de la semana, el lunes. El lunes a las 12 de la noche con el “Alumbrao” y la tradicional cena del pescaíto.
  • El traje de gitana. Deriva también de las ferias de ganado. Los tratantes acudían acompañados de sus mujeres, muchas de etnia gitana, que vestían batas de percal adornadas con volantes. Los adornos llegaron tiempo después, cuando las clases acomodadas copiaron los vestidos de estas trabajadoras del campo y los adornaron con pasacintas, cordoncillos, encajes de bolillos, tiras bordadas, piquillos, etc.

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  • Los coches de caballos. Son tradición desde hace más de un siglo, pero cobraron fuerza a partir de la creación en 1984 del Real Club de Enganches de Andalucía y la apuesta por la Exhibición de Enganches de la Feria. Alrededor de 1.400, convenientemente acreditados y con licencia, pasean entre las 12:00 h y la­s 20:30 h cada día de feria.

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  • ¿Por qué casetas? Alrededor de 20 casetas públicas, que cualquiera puede visitar, y un millar privadas. En su origen como feria de ganado fueron puestos de venta y tabernas públicas. Se cuenta que fue el Duque de Montpensier, cuñado de la Reina Isabel II, el primero que decidió instalar una carpa para disfrutar del ambiente y bajo la que rodearse de amigos e iguales. A partir de entonces nobles y ricos de Sevilla le imitaron, llenándose el real de casetas privadas.

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  • La Calle del Infierno. Con la gracia que les caracteriza, los sevillanos llaman así a esta calle de la Feria, en la que se ubican los cacharritos de los feriantes, sus atracciones para todos los públicos. La noria, la tómbola, el látigo, los coches locos, la caída vertical, los tirachinas humanos, los juegos, el circo… Es tal el ruido, la algarabía y el espectáculo de sonidos y luces que de ahí sacan tan simpática denominación.
  • Cena del “Pescaíto”. Es la cena para la que se reúnen los asistentes a la Feria justo antes del “Alumbrao” de la Portada y El Real. La toma de contacto inicial con la semana de fiesta, el poner el cuerpo a tono ante lo que se avecina. Obviamente el plato estrella es el pescaíto frito.

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  • La manzanilla. La bebida estrella de la fiesta sin duda ninguna. Como bebida sola o en forma de rebujito: combinada con un refresco de lima, en la proporción de 1/3 de manzanilla por 2/3 de refresco, mucho hielo y unas hojas de hierbabuena.

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  • Farolillos de papel. Fue a partir de finales del siglo XIX cuando la feria comenzó a tener una estética uniforme. Antes, los dueños de cada caseta decidían a su aire cómo adornarla. Fue en 1877 cuando con motivo de la visita de la Reina Isabel II, las autoridades decidieron darle un aspecto uniforme. Para ello encargaron al pintor Gustavo Bacarisas un diseño, y este encontró la inspiración en las lámparas chinas hasta llegar al invento del farolillo de papel. Si te llaman la atención las curiosidades, la empresa eléctrica Niessen creó un tipo de casquillo especial para poner bombillas en las calles del recinto, cuyo nombre técnico perdura hasta hoy, “casquillos Feria de Sevilla”.

 

Estas son solo unas pinceladas de la Feria de Abril. Si tienes la suerte de poder asistir, un consejo: ponte unos zapatos cómodos. ¿Nos vamos y dejamos llevar por su embrujo?