Radiante también después del verano

Las vacaciones siempre nos marcan, y no solo por la cantidad de nuevas experiencias que vivimos, sino también por lo mucho que exponemos nuestro cuerpo a la radiación solar, a la sal del mar o al cloro de las piscinas. Pero, no te preocupes, porque aunque veas que tu piel está más reseca de lo que debería, que tu cabello luce sin vida o que tus uñas se han deteriorado, todo esto se puede solucionar. Lo importante es que comiences a tratar estos problemas cuanto antes.

Piel.

Luz Piel

La deshidratación de la piel, por la pérdida de humedad, es el principal problema que sufrimos tras las vacaciones. Por eso, a la vuelta de ellas y con el fin de que vuelva a su estado óptimo, debes darle un extra de hidratación y, para ello, lo más recomendable es que utilices crema hidratante todas las mañanas y bebas dos litros de agua al día. Además, si notas que tu piel ha perdido su textura aterciopelada, los aceites secos harán que vuelva a tener ese tacto.

Suele ocurrir, además, que aparecen manchas en nuestra piel y, aunque no son dolorosas, sí que resultan poco estéticas. El motivo de su aparición se debe a que, cuando la piel está expuesta al sol, produce melanina con el fin de protegerse y, en algunas zonas, produce más cantidad de la necesaria. De ahí las manchas. Para combatirlas, lo más recomendable es que aumentes en tu dieta la ingesta de alimentos ricos en vitaminas C y E o de zinc.

Cabello.

Luz Cabello

Otra parte del cuerpo que también se resiente tras el verano es el cabello, sobre todo si lo tienes seco o lo llevas teñido. Lo más recomendable es que, finalizadas ya tus vacaciones, acudas a un centro de estética para que te hagan un tratamiento reparador, pero si prefieres tratarlo en casa, con utilizar mascarilla hidratante una vez por semana y sérum tras cada cepillado, notarás tu pelo más hidratado, suave y saludable.

Uñas.

Luz Un~as

Como tu piel y tu cabello, tus uñas tampoco se salvan de los efectos secundarios del verano. La época estival es el momento del año en el que más nos gusta recurrir a la manicura y la pedicura, y esto, junto a la exposición al sol, la sal del mar y el cloro de las piscinas pueden provocar que se sequen en exceso. Por eso es necesario hidratarlas con aceites naturales y evitar la acetona de los productos quitaesmalte.