Dicen que el 60% de nuestro cuerpo es agua. Incluso que el 70% de muchos de nuestros tejidos están compuestos de agua. Pero ¿de qué tipo de agua?
Hace años todos bebíamos de los grifos de las casas e incluso de las fuentes de las calles. Sin embargo, hace unos años, el agua embotellada llegó al mercado, y desde entonces, son muchos los que no han vuelto a probar el agua del grifo. Pero ¿qué diferencias existen entre el agua del grifo y el agua embotellada? ¿Cuál es mejor de las dos? ¿Es malo beber el agua del grifo?
Todas estas preguntas y más las contestamos a continuación en la entrada de esta semana.
EL PRECIO
Los españoles pagamos aproximadamente 1,57 euros (más IVA) por cada mil litros de agua suministrados. Lo cierto es que el agua del grifo nos sale muy barata en comparación con otros países. No así el precio de un litro de agua embotellada, que puede llegar a rondar el euro en lugares como gasolineras.
España tiene hoy en día una buena red de abastecimiento y debe conservarla de cara al futuro. Incluso si hubiera un aumento de la tarifa a niveles más europeos el agua del grifo seguirá siendo mucho más barata que la embotellada, pero además garantizaría una mejora en su calidad.
Por tanto, aunque la tarifa de consumo ascendiera a cuatro euros por cada mil litros, el coste por litro sería de 0,4 céntimos de euro, mientas que una botella de litro y medio de agua en un supermercado cuesta alrededor de los 33 céntimos de euro.
Por lo que este tanto se lo damos al agua de grifo.
EL CLORO
Muchas personas dicen diferenciar el sabor de una y de la otra. Probablemente sea porque el agua embotellada no sabe a cloro como la del grifo ya que se desinfecta por filtrado. Ahora bien, salvo por este detalle es exactamente igual. Pero no es solo el cloro el problema del sabor. Algunos expertos aseguran que muchas infraestructuras están cada vez más degradadas y contienen mayor carga microbiana potencialmente nociva.
Además, según estos expertos, las aguas del grifo adicionalmente pueden provocar síntomas como acidez de estómago o cálculos renales debido a la existencia de nitratos y fosfatos en el agua que puedan reaccionar con el calcio.
Por lo que este tanto se lo damos al agua embotellada.
ECOLÓGICA
Si se hace un balance ecológico, las aguas del grifo ganan por goleada. Para empezar, por el ahorro en el embotellado, hecho con plásticos derivados del petróleo que implican un gran coste en reciclaje cuando no van a contaminar vertederos. Además la destrucción de este plástico también libera numerosos gases tóxicos al medio.
En este aspecto como ya hemos dicho al principio, el agua de grifo es la gran vencedora.
MÁS O MENOS SALUDABLE
El agua del grifo tiene numerosos microorganismos que son más o menos resistentes al cloro y que son inofensivos para nosotros. Ahora bien, a pesar de que en España el riesgo es bajo, existe el riesgo de sufrir contaminaciones debido a las infraestructuras de abastecimiento. Y es que en los últimos años la mayoría de ellas no han sido cambiadas ya que las plantas potabilizadoras funcionan correctamente. En el agua embotellada, excepto que haya errores en la cadena de producción, la probabilidad de contaminación es mucho menor.
Sin embargo, se sabe que las aguas que permanecen largos periodos embotelladas a temperatura ambiente, cogen un metal que libera el plástico llamado antimonio. Y aunque los niveles liberados sean muy bajos, el antimonio es un metal que puede resultar letal en dosis altas y los miméticos hormonales podrían tal vez llegar a alterar la fertilidad de una persona que consuma grandes cantidades de agua embotellada.
Por lo tanto en este apartado vamos a dejar un empate técnico.
Después de hacer un repaso a los beneficios y las contradicciones o riesgos de cada una de ellas, podemos decir que no existe un tipo de agua que sea dañina o peor que la otra. Ambas son potables y muy recomendables para el organismo, y es que recuerda que somos agua.
Y tú ¿qué tipo de agua consumes?