A lo largo de la historia, la naturaleza nos ha dejado cientos y cientos de paisajes que resultan increíbles de creer dada su belleza. Pero lo cierto es que el ser humano también ha llevado a cabo ciertas construcciones que son capaces de dejarnos con la boca abierta. Hoy hablaremos de algunas de las maravillas arquitectónicas que encontramos en nuestro país.
Lo cierto es que las inauguraciones de los últimos años del siglo pasado auguraban un futuro de nuevos iconos y gusto por las cubiertas contemporáneas y las nuevas catedrales. Construcciones como el Guggenheim de Bilbao, la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia o el Kursaal de San Sebastián daban fe de ello.
La felicidad económica se tradujo en muchos proyectos interesantes que hoy trazan un mapa por todo un país lleno de arquitectura buena, bonita, práctica y hasta más responsable.
Aprovechando el día internacional de la arquitectura, os enseñaremos algunos de los edificios más imponentes e increíbles de España.
Edificio Nouvel del Museo Reina Sofía (Madrid)
Esta es la historia de un museo que quería hacerse mayor, que se quería parecer al Pompidou de Francia, pero al que le faltaba ser más que un viejo hospital. Así fue cómo el Museo Reina Sofía decidió ampliarse para ser un embudo de arte y corrientes actuales y por eso para su nuevo edificio contó con el siempre ‘especial’ Jean Nouvel. El arquitecto francés proyectó un conjunto de colores agresivos en el que su terraza ha ganado cierta popularidad. Eso sí, siempre bajo la obsesión de Nouvel de cortar las instantáneas, de poner una cubierta roja con la que renegar del cielo de Madrid en las tardes más culturales.
Centro Niemeyer (Avilés)
Todo comenzó con el premio Príncipe de Asturias que recibió el arquitecto brasileño en 1989. Como le pasaría a Woody Allen, Óscar Niemeyer se enamoró de la hospitalidad asturiana a la que recompensó con un proyecto de “una plaza abierta a todo el mundo, un lugar para la educación, la cultura y la paz”. La ciudad receptora de tal proyecto fue Avilés, quien usó este centro como punto y final de una reconversión urbana en la que el adjetivo ‘industrial’ dejaría paso al ‘moderno’. Y, cómo no, situó a la tercera urbe asturiana en el mapa turístico de España, aunque hoy por hoy su contenido no haga siempre honor a su continente.
W Hotel (Barcelona)
El lugar era perfecto para levantar un nuevo icono. El W Hotel, con su características forma de vela, es el referente arquitectónico de la Barcelona marítima, por mucho que las torres de la villa olímpica sigan siendo más altas. Es cierto que el edificio está hecho para impresionar, que Ricardo Bofill sabía que lo que necesitaba era un edificio que sorprendiera y llamara la atención internacionalmente. Pues definitivamente, lo ha conseguido.
Metropol Parasol de la Encarnación (Sevilla)
La estructura de Jürgen Mayer, más conocida como «las setas de la Encarnación», es una de las obras más extrañas y vanguardistas jamás levantadas en España. Un nuevo monumento, un reclamo más para el centro de Sevilla donde aglutinar compras, cultura (con el yacimiento y museo llamado Antiquarium) y fotos de concurso, donde un paseo permite descubrir otro punto de vista de la ciudad.
Pabellón Puente (Zaragoza)
Hay un antes y un después de la EXPO en Zaragoza. Es cierto que su popularidad y relevancia no fue la misma que distinguió a Sevilla, pero sí que dejó en la ciudad un par de nuevos iconos y, sobre todo, unos argumentos para que los zaragozanos se sintieran orgullosos y partícipes del futuro. Uno de esos argumentos es el sorprendente Pabellón Puente de Zaha Hadid, que se reabrió al público el mes pasado y en el que la arquitecta angloiraquí luce sus mejores galas.
Torre AGBAR (Barcelona)
Barcelona necesitaba de nuevos vendavales que la siguieran vendiendo como la ciudad híper moderna que es tras el efecto de los JJ.OO. Lo intentó con el Fórum, pero al final lo logró con edificios como esta torre proyectada por Jean Nouvel. Más allá de las polémicas tontorronas por su forma, el edificio gana de noche, con una iluminación que le aporta personalidad y que se ayuda de los LEDs para colorearse a su antojo.
Marques de Riscal (Elciego, Álava)
Otra de las joyas que ha dejado Frank Gery en nuestro país. A pesar de que habrá quien lo tache de repetitivo o de hacer una arquitectura en serie que se adapta a todos los entornos. Este hotel cambió por completo la forma de entender el enoturismo y acabó con el matrimonio de ciudad-arquitectura contemporánea sin llegar a parecer un platillo volante.
Si todavía no habéis tenido la suerte de visitar estos monumentos os recomendamos hacerlo cuanto antes. No van a irse a ningún lado pero seguro que son muchos los fines de semana que decís no tener plan cuando en realidad podríais estar visitando estas maravillas arquitectónicas. Por lo que, ¿a qué esperáis?