La cárcel, ¿Inexpugnable?

“Mi nombre es John Anglin. Escapé de Alcatraz en junio de 1962 con mi hermano Clarence y Frank Morris. Tengo 83 años y estoy enfermo. Tengo cáncer. Pero sí, lo logramos todos.”

Así empezaba la carta manuscrita que recibió la policía de San Francisco hace unos años y que ha salido hace poco a la luz. Pero para que entendáis la historia, echemos la vista atrás. Era la madrugada del 12 de junio de 1962, cuando tres internos de la prisión de máxima seguridad de Alcatraz de San Francisco, se fugaron a través de agujeros de ventilación que fueron agrandando durante meses con cucharillas. A la mañana siguiente, los guardias encontraron en las camas cabezas de papel, con las que habían evitado levantar sospechas durante los recuentos de la noche.

Morris y los hermanos Anglin no eran los primeros en intentarlo. Pero fueron los únicos que no han sido hallados jamás, ni vivos ni muertos, lo que ha propiciado durante muchas décadas las leyendas sobre si sobrevivieron o no a las corrientes de la bahía.

En el post de esta semana, hablaremos sobre la cárcel más famosa del mundo y sobre toda la historia que rodea a esta.

Ubicada en un islote árido y rocoso en el Pacífico Norte, la primera fortificación de Alcatraz fue construida a mediados del siglo XIX y fue usada como prisión militar y como guía para los barcos del Pacífico. La cárcel estuvo en uso durante 29 años, hasta el 21 de marzo de 1963, albergando un total de 1545 reclusos.

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Los americanos consideraban que su aislamiento era garantía suficiente para coartar cualquier intento de fuga. Ya que era imposible llegar vivo a la costa, sin perecer a causa de las corrientes y las bajas temperaturas de las aguas. O eso pensaban…

Fue en 1933 cuando Alcatraz selló su reputación como una cárcel diferente. Y es que esta pasó a convertirse en la «prisión de prisiones», tal y como la denominó la Oficina Penitenciaria Federal. Solo la población carcelaria que resultaba demasiado indisciplinada para otros centros de detención en Estados Unidos era recluida aquí.

De hecho, en la entrada de la prisión, aún hoy en día, podemos ver una frase que dice algo así como

“Los delincuentes van a la cárcel, los delincuentes de la cárcel van a Alcatraz”

Su primer guardián fue James Johnston, quien consideraba esta cárcel como un espacio de disciplina extrema, más que de rehabilitación y reinserción social. Fue él quien estableció que cada preso estuviese en una celda individual, con el objetivo de evitar complots y confabulaciones. De hecho, para evitar los motines y las fugas, cada día se efectuaban trece recuentos individuales y seis de conjunto.

La peor de las reglas en vigor, era la de guardar extremo silencio. Y es que los reclusos solo podían conversar durante los recreos de fin de semana. Y aquellos que mostraban mala conducta eran enviados al llamado «Agujero», un espacio subterráneo en el que un castigado podía pasar semanas.

Alcatraz finalmente cerró debido al incremento de los costes de mantenimiento. Y hoy en día recibe más de un millón de visitantes al año, siendo uno de los atractivos turísticos de San Francisco.

Así que, si algún día tenéis la suerte de cruzar el charco, os recomendamos que visitéis toda la costa Oeste de EE.UU. Ya que California alberga algunos de los lugares más bonitos de este país. Pero también algunos de los más terroríficos, que igualmente os pondrán la piel de gallina.