Las cicatrices son el resultado del proceso en el que cuando hay una herida, el cuerpo provoca una infección para protegerse de agentes externos protegiéndonos así de ataques que podrían dañarnos. A partir de esta infección, se repara y cierra la herida que se acaba convirtiendo en una cicatriz. Estas cicatrices marcan momentos de nuestra vida, para bien o para mal, son recuerdos de algo que ocurrió y eso no tiene por qué convertirse en una carga, puede ser un aprendizaje.
El proceso de cicatrización de heridas después de someterse a una intervención quirúrgica es el siguiente. Primero pasa una fase inflamatoria, es decir de inmediato donde se activa un sistema de reparación de emergencia. Después es la fase de inflamación donde se eliminan las bacterias. A continuación, la proliferación donde se regenera el tejido y finalmente la maduración en la que vamos a intensificar los cuidados para que evolucione lo más naturalmente posible.
En cuanto a las cicatrices después de una cirugía hay dos pasos que debemos seguir y que se pueden resumir en un “más vale prevenir que curar”.
En primer lugar, debemos preparar la piel para la operación, por eso debemos hidratarla ya que la piel hidratada tiende a un proceso de cicatrización más rápido y así la ayudarás a que actúe de forma rápida y efectiva durante la cicatrización.
Tenemos que tener en cuenta que hay muchos factores que influyen en la cicatrización: los antecedentes genéticos por ejemplo, el proceso de cicatrización de cada persona o la parte del cuerpo en la que se encuentra la cicatriz, ya que no todas cicatrizan al mismo tiempo.
El segundo paso es tener en cuenta que los cuidados sobre una cicatriz suelen durar meses, ya que una vez cerrada la herida debemos mantener una cierta rutina con las cicatrices para que evolucionen de forma natural que consiste generalmente en protegernos del sol y limpiarla e hidratarla.
Tendremos que tener mucho cuidado con el sol y protegérnosla de los rayos, ya que estos pueden producir una hiperpigmentación en la zona, por eso debemos protegerla con protección solar para evitar el exceso de rayos UVA.
Y por otra parte limpiar y desinfectar la zona de la herida, una vez hecho, mantener la hidratación constante para que evolucione correctamente, y hacerlo si podemos varias veces al día.
¿Cómo lo haremos?
Podemos usar cremas hidratantes a diario, es una técnica básica pero totalmente necesaria e imprescindible para que la piel mantenga su elasticidad y la cicatrización de la herida sea más rápida. Podemos optar por el aceite de argán o aceite de rosa mosqueta ya que son ricos en ácidos grasos y ayudan a nutrir y aportan elasticidad a la piel. Los parches reductores de poliuretano microporosa también ayudan a prevenir y reducir la formación de cicatrices hipertróficas: estas cicatrices se producen debido a un estiramiento de la piel deformando la cicatriz aunque es un tratamiento que suele durar de 4 a 6 meses en el que debes utilizar estos parches de manera constante, lo bueno es que son resistentes al agua y proporcionan protección solar.
Otra opción son los geles calmantes y regeneradores, que ayudan a calmar rojeces y picores en la piel mientras favorece la regeneración de las células encargadas de cicatrizar la herida. Y por último, las vendas para reducir la tensión que ayudan a prevenir cicatrices hipertróficas provocadas de la presión o tirones derivados de movimientos bruscos.
Aunque lo mejor de una cicatriz ya sabemos que es acogerla en nuestro cuerpo, recibirla con los brazos abiertos e inventarse una historia muy chula y divertida para contar qué te pasó, aunque sea un poco fantasía con piratas y tesoros.