A primera vista este titular puede resultar sorprendente, pero cuando terminéis de leer este post lo entenderéis.
Seguro que la vuelta de vacaciones os ha traído, aparte del bajón postvacacional, algún kilillo de más en la mochila. Y seguro que, para intentar remediarlo, habréis comenzado la típica dieta de choque que, durante unas semanas, os reduce una talla pero que, tras unos meses, os trae dos más. Por eso creo que este es un buen momento para hablar de las dietas y de lo que debéis hacer a partir de ahora para que no volváis a caer en sus redes nunca más.
En primer lugar os diré que, en esta vida vuestra, no existen milagros (en la mía existen, pero los llamo magia). Es cierto que hay algunas dietas que ayudan a bajar de peso rápidamente, y que incluso algunos productos, como los quema grasas, ayudan a acelerar este proceso, pero en general te diré que ese tipo de fórmulas no funcionan. Lo importante, recordad, es cambiar de estilo de vida sin necesidad de sufrir a la hora de comer.
¿Sabéis qué son los ultra procesados? Seguro que muchas de vosotras habéis oído alguna vez este término, pero ¿seguro que sabéis qué son? Pues son esos productos que encontramos llenos de acidulantes, edulcorantes, colorantes, conservantes y todo tipo de “E”. Es decir, productos que no son reales. Seguramente creáis que no consumís ese tipo de alimentos, pero incluso en los productos etiquetados como “light” los incluyen en su composición. Entonces, ¿por qué creéis que vuestros productos aguantan en la nevera días y semanas sin ponerse malos?
Por eso es importante alimentarse con comida real. Y para esto no hay nadie mejor que nuestras abuelas. Seguro que si le preguntáis a vuestras abuelas acerca de las pizzas de supermercado o las tortillas de patata envasadas no sepan ni que existen, y seguramente por eso, la tortilla de vuestras abuelas, os haya sabido siempre como ninguna otra. Esto es debido a los ingredientes naturales que siempre han elegido. Aceite de oliva virgen extra, cebolla, patatas y huevos de campo. Ingredientes 100% naturales y sin añadidos.
No se trata de estar dos semanas a fruta y verdura, sino de que cuando acaben esas dos semanas, no volváis a las salsas de supermercado, las patatas de bolsa, las pizzas precocinadas, las latas envasadas, la bollería industrial… en definitiva, a cualquier E-221, E-324 o cualquier cosa que en la etiqueta del producto no sea natural.
Sé que puede resultar difícil, pero es ahí donde radica verdaderamente el secreto del cambio. ¿Qué pasa si en lugar de echar azúcar a la fruta le añadís canela? ¿Qué pasa si en lugar de añadir a la ensalada medio litro de salsa le ponéis aceite, vinagre y sal? ¿Qué pasa si en lugar de decir que no tenéis tiempo y calentar un plato precocinado os ponéis una berenjena o un calabacín gratinado que supone el mismo tiempo en el horno? Son pequeños cambios que harán que vuestro cuerpo y vuestra mente empiecen a sentirse mejor.
Así que, si cambiáis vuestra forma de comer y empezáis a comer más productos naturales, vuestra alimentación será mucho más saludable y variada, lo cual hará que las dietas exprés desaparezcan. Así que recordad que, no se trata de sufrir adelgazando, sino de disfrutar mientras nos cuidamos.