Empieza el año. Un 3 de enero se empieza a construir el puente de Brooklyn.

¡Por fin es 2020!

Un nuevo año con nuevos propósitos, retos, ideas, planes y sobre todo muchas ganas de viajar, aunque eso nos pasa cada año. Y como algún que otro amigo nos ha puesto los dientes largos pasando fin de año en alguna ciudad metropolita, hemos querido aprovechar este día 3 de enero para hablar del puente de Brooklyn, que se empezó a construir en un día como hoy del año 1870, ¡hace ya 150 años!

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El puente de Brooklyn fue diseñado por John Augustus Roebling, que usó el ferry East River (un barco que cruza desde Manhattan al barrio de Greenpoint en Brooklyn) para hacer sus mediciones. Aunque trágicamente murió 3 semanas después debido a un accidente durante sus últimas mediciones, después de dejar a su hijo Washington Roebling, a cargo de la construcción del puente.

La construcción comenzó el 3 de enero de 1870. El primer paso fue la construcción de cimientos sólidos para el puente. Esto se logró mediante el uso de «cajones», cajas de madera cerradas que se colocaron bajo el agua y se llenaron con aire comprimido que permitió a los trabajadores cavar el lecho del río.

El problema con los cajones es el peligro de contraer la llamada «enfermedad de los cajones», como le pasó a Washington Roebling, que le dejó paralitico y postrado en la cama, por lo que su esposa Emily Warren Roebling, tuvo que intervenir y pasar los siguientes 11 años como asistente y supervisor de la construcción del puente.

 

Esta enfermedad de descompresión aparece en los trabajadores de la construcción y en los submarinistas cuando dejan la atmósfera comprimida para ayunar y entran en la atmósfera normal.

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13 años después, el 24 de mayo de 1883, el Puente de Brooklyn se abrió al público. Miles de personas estuvieron presentes y la ceremonia de apertura, así como muchos barcos. El presidente estadounidense Chester A. Arthur y el alcalde de Nueva York Franklin Edson cruzaron el puente desde el lado de Nueva York al lado de Brooklyn, donde el alcalde de Brooklyn, Seth Low, los saludó con fuego de cañón para celebrar la apertura. Washington Roebling no pudo asistir a la ceremonia, por lo que el presidente Chester A. Arthur visitó a Roebling en su casa y le estrechó la mano. Sin embargo, Roebling celebró un banquete en su casa ese día, en celebración de la apertura del puente. El primer día después de la apertura, unos 1.800 vehículos y 150.000 personas cruzaron el puente. La primera en cruzar el puente fue su esposa Emily Warren Roebling.

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En ese momento se consideró el puente colgante más grande del mundo, con 1825 metros de largo y el primer puente suspendido mediante cables de acero. Una referencia en ingeniería por el gran valor innovador que tuvo el arquitecto al usar acero como material para construir un puente a gran escala.

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Así, con los años se ha convertido en uno de los símbolos más reconocibles de Nueva York. Junto a otros edificios y rinconcitos que no te puedes perder. En Manhattan (la gran isla) debes ver el Empire State Building, pasear por Central Park, visitar el Moma, subirte al ferry para ver la estatua de la Libertad, comer en Chinatown, andar por la High Line y probar todas y cada una de las cosas que puedas.

Podemos cruzar por el Brooklyn Bridge dando un paseo hasta Brooklyn, donde sus barrios familiares y jóvenes nos cautivarán con preciosas azoteas desde donde ver el amanecer. Así como muchos restaurantes donde comer bagels, pancakes o hot dogs.

Sin duda, una experiencia que vale la pena vivir y saborear.

Puente a la vista

Esta semana vamos a disfrutar de un fin de semana más largo ya que el lunes es fiesta, ¡bien! Un día extra que podemos aprovechar para darle a tu hogar un toque diferente con ideas tan sencillas como esta:

Bombillas recicladas micro-jardín. En ellas pueden plantar esquejes de cinta, ficus, menta, hierbabuena, albahaca, hiedra… y ver cómo sus raíces van creciendo mientras le dan a tu hogar un toque natural y moderno.

Quita el tornillo superior de la bombilla con unos mini alicates para quitar el casquete. Una vez está la bombilla abierta tenemos que romper unas capas de cristales con mucho cuidado para acceder a la “maquinaria” interna de la bombilla. Una vez esté limpia, rellena con tierra y piedras y siembra el esqueje. Por último pega de nuevo el casquete y cuélgala con un hilo.

¡Ahora solo falta esperar a que crezca! que crezca!