Para algunos, la llegada de septiembre representa el final del verano. Para otros, su llegada representa lo mejor del periodo estival. Está claro que tener una preferencia u otra depende de factores externos, como pueden ser tener que volver al trabajo o el comienzo del cole de los más pequeños de la casa.
Como nuestro trabajo nos da mucho tiempo libre y como no tenemos hijos, Clara, Luz y yo siempre preferimos cogernos las vacaciones en este bonito mes que es septiembre. Y es que a nosotras nos encanta. Las temperaturas suelen ser más suaves que julio y agosto y, sobre todo, apenas hay gente, por lo que no hay colas ni grandes aglomeraciones en ningún sitio. Por último, y no menos importante, septiembre siempre es más barato.
Para que puedas estar al tanto acerca de ofertas y promociones de viajes, lo ideal es que te des una vuelta por agencias de viaje (online y de las de toda la vida) y que compares precios de vuelos en webs destinadas a ello. Seguro que encuentras el destino y el precio que mejor se adecúan a tu situación.
Una vez decidido que tus vacaciones serán en septiembre, toca hablar del destino:
Días de descanso en la playa.
Como decía antes, en septiembre las temperaturas suelen ser más amigables que en los meses que lo preceden. Esto significa que salir a la calle a las 12 del mediodía no es considerado una actividad de riesgo para la salud y que buscar un sitio en la playa donde colocar la toalla no es una misión imposible. Además, la ausencia de calor extremo por las noches te permitirá conciliar el sueño más fácilmente.
También observarás que durante este mes el precio de los vuelos y del alquiler de casas y coches disminuye considerablemente con respecto a julio y agosto. Así que estate atenta y aprovecha los mejores descuentos.
El único inconveniente de septiembre es que, como los días duran menos (la puesta de sol sucede una hora antes que en julio), tendrás que aprovechar mejor las luz del sol.
Desconexión en la montaña.
Con calor, la montaña puede llegar a ser una pesadilla. Con ausencia de él, puede ser el mejor lugar donde desconectar de la rutina. Por eso septiembre, sobre todo las dos últimas semanas en las que ya se oye al otoño pedir permiso para entrar, es una época ideal para pasarla rodeado de naturaleza.
Como ocurre en los destinos de playa, en este mes apenas encontrarás personas que entorpezcan tu camino, por lo que podrás campar a tus anchas allá donde vayas.
¿Qué te parece coronar un pico o hacer una ruta en bici?, ¿o te parece más divertido descender un barranco?, ¿quizá la escalada? Sea cual sea la actividad de montaña que elijas, estoy segura de que en septiembre la disfrutarás mucho más que si la practicas en julio o agosto (por la temperatura, por la ausencia de aglomeraciones y por el precio).
De paseo por la ciudad.
Si lo que te apetece es vivir el ritmo y la intensidad de las ciudades, septiembre es una muy buena época para hacerlo. Puesto que las temperaturas comienzan a bajar, pasear por ellas resulta una actividad realmente agradable. Puesto que durante este mes las ciudades están “como despertando” del letargo vacacional, ya comienzan a activarse eventos, conciertos, exposiciones… a los que poder acudir para pasar un buen rato.
Las personas, después de haber pasado la depresión post vacacional, también comienzan a coger el ritmo de la ciudad, lo cual se aprecia en bares y restaurantes y en la atmósfera de las ciudades.
Ahora solo te falta decidir la ciudad o ciudades por la/s que quieres pasear: ¿será española, americana, asiática…?
Espero que sea cual sea tu destino, tus vacaciones sean las que buscas, ya sean de descanso o de todo lo contrario. Y yo con esto me despido. Hasta aquí este post. Ahora voy a preparar la maleta porque, por fin, puedo decir: ¡estoy de vacaciones!