Aún me acuerdo de cuando era pequeña y empezaba un nuevo curso en la Escuela de Magia. Y no os voy a engañar, me gustaba mucho… pero solo un rato.
Sí, porque preparar las cosas en casa el día de antes era emocionante, y volver a ver a mis amigos también. Pero, claro, el resto de días ya no tanto. Seguro que a ti te pasaba igual. Y a tus hijos.
Por eso, quiero daros una serie de consejos para que el arranque sea lo mejor posible.
Volvemos a la rutina.
Las vacaciones han sido largas y llenas de aventuras, pero ahora toca volver al orden. Para que no lo sufran tan de golpe es mucho mejor evitar esperar al último día.
Un par de semanas antes es recomendable ir marcándoles las horas de las comidas, acostarse un poco antes y madrugar.
Repaso del curso anterior.
No es cuestión de hacerles un examen de reválida, pero sí sentarnos con ellos a refrescar las cuestiones más importantes. De esta manera aprenderán con más facilidad los nuevos conceptos y tareas.
Papaítis y mamaítis.
Habéis pasado mucho tiempo juntos y ahora, lamentablemente, se verá reducido por las obligaciones de cada uno. Procura compartir actividades y juegos durante los primeros días hasta volver al ritmo habitual del resto del año.
El secreto: organización.
Como sabemos los adultos, la clave para alcanzar metas es una cuestión de constancia y organización. Y esta es una de las lecciones más importantes que tienen que aprender tus hijos. ¿Y qué mejor forma de enseñar algo que predicando con el ejemplo?
Ayuda a tu hijo a ordenar todas sus tareas, podéis usar una agenda o crearla vosotros mismos, y compleméntalas con las tuyas.
De esta forma, se pone en valor el ser responsable y entrar con buen pie en la dinámica del año escolar.
Y, por último, lo más difícil de todo: ¡Que no te escuchen quejarte a ti del regreso a la rutina!