diciembre 2019 - Las 3 Brujas

Año bisiesto 2020: Mitos y supersticiones

Posted on 26 diciembre, 201931 marzo, 2020 by Mi Querido Watson

Empieza la cuenta atrás para acabar el 2019 y empezar el 2020, un año capicúa (que empieza igual que acaba) y que muchos esperan con ganas. Pero es que, además, es bisiesto, es decir, que va a tener un día más: 366 días.

Los años bisiestos tienen muchos mitos y supersticiones.

Podemos encontrar países como Escocia y Grecia en los que se considera mala suerte casarse a lo largo del año bisiesto. Aunque los años bisiestos en Reino Unido, son conocidos como aquellos en los que las mujeres pueden proponer matrimonio a sus parejas.

En otros países un año bisiesto es considerado como un martes 13, pero de 366 días. Como el Titanic que se hundió en 1912, un año bisiesto, por eso algunas personas lo llaman año siniestro.

Antiguamente se pensaba que los nacidos en años bisiestos podían poseer poderes sobrenaturales o malignos. Hoy no existe esa connotación negativa, pero nacer un 29 de febrero sigue siendo algo especial.

Algunos de estos mitos y supersticiones están relacionados con su día de más: el 29 de febrero. En Irlanda se considera que es buena suerte y los padres que tiene bebés que nacen ese día reciben 100€. Allí también existe la familia Keogh, en la que miembros de tres generaciones nacieron en dicho día.

¿Y los que nacieron el 29 de febrero? Hoy en día se calcula que hay unos 4,1 millones de personas que han tenido la (mala) suerte de nacer este día. La buena noticia es que todos los bebés bisiestos pueden tener un fiesta en la ciudad de Anthony, en Texas, EE.UU. Esta es la autoproclamada Capital Mundial del Año Bisiesto y lleva a cabo un festival de cuatro días durante los años bisiestos como fiesta de cumpleaños para todas las personas que han nacido ese día.

Por otra parte, el 29 de febrero es el día de las enfermedades raras, pero no invisibles, que son aquellas que tienen una baja incidencia en la población. Las condiciones para que una enfermedad se considere rara es que esta solo afecte a un número limitado de personas, en concreto a menos de 5 de cada 10.000 habitantes.

Cabe decir como dato que personas tan importantes como John Lennon (1980), Robert Kennedy (1968), Martin Luther King (1968) y Mahatma Gandhi (1948) fueron asesinados en años bisiestos.

Aunque todos sabemos que nos encanta relacionar fenómenos extraños y crear supersticiones, aunque no tenga ninguna base científica esa correlación de acontecimientos.

El origen de la Nochebuena

Posted on 20 diciembre, 2019 by Mi Querido Watson

¡Solo quedan 4 días para nochebuena!

Esa noche mágica en la que nos juntamos con la familia y amigos para celebrar que empieza la Navidad, una fiesta muy esperada por muchas personas (y marcas) pero, ¿realmente de dónde viene la Nochebuena?
Esta celebración cristiana tiene como origen la noche en la que nació Jesús, por eso se considera una fiesta familiar y cultural, aunque se celebra de diferentes formas según el país en el que vivas.

En América hay varias formas de hacerlo. Si nos vamos a Estados Unidos por ejemplo, empieza el Día de Acción de Gracias en el que podremos ver por las calles neoyorkinas el famoso desfile, que tiene un Santa Claus enorme y que inaugura la época para empezar a hacer las compras navideñas. Aunque una curiosidad es que la canción navideña Jingle Bells fue escrita pensando en el Día de Acción de Gracias y no en Navidad, aunque con el tiempo se ha convertido en una canción que no falta durante las comidas y cenas de esta época.

En México, es donde nació la tradición de servir un pavo en Nochebuena (aunque allí lo llaman guajolote). Surge cuando los aztecas en el siglo XVI, lo prepararon para el conquistador Hernán Cortés, y le gustó tanto que se llevó esta tradición a España.

Así, en el resto de países latinoamericanos se celebra de manera similar, con costumbres cristianas que tienen que ver con el nacimiento de Jesús, la peregrinación de José y María, cantos, piñatas, buena comida y mucha celebración.

En cuanto a nuestro país, la Nochebuena la celebramos en familia y rodeado de seres queridos, nos reunimos en una cena con mucho marisco y embutidos (sobre todo jamón y productos ibéricos como el chorizo, lomo y salchichón) y algún que otro plato que guste a la familia o que sea tradicional para ellos. Sin olvidarnos del postre en el que comemos polvorones y turrones (para algunos lo mejor de toda la Navidad) y las familias más animadas beben y cantan villancicos.

Es una noche de magia y de luz, las calles ya están decoradas con luces multicolores, las tiendas cierran temprano y todos nos preparamos para irnos a celebrarlo. Tenemos tradiciones diversas en todo el país. Una de las más típicas son los villancicos, que cantamos durante toda la festividad. Otra es después de cenar acudir a las parroquias para celebrar la Misa del Gallo. Aunque algunos prefieren irse al bingo.

Si pasamos nochebuena en Galicia podremos encontrar otras tradiciones como el Natarego, en el que primero se deja morir el fuego para después limpiar la chimenea y encender un nuevo fuego con un gran tronco que simboliza la nueva etapa que comienza. O La visita del Apalpador que es un carbonero grande y pelirrojo que vive en las montañas y que una vez al año visita a los más pequeños y les palpa la barriga mientras duermen, porque comprueba que se han estado alimentando bien durante el año y como recompensa les deja un puñado de castañas.

O en Cataluña encontramos la tradición del tió de Nadal que consiste en ir a buscar (o comprar) un tronco de leña, ponerle una boina roja y una manta y alimentarle cada noche de diciembre. Cuando llega Nochebuena, los pequeños de la casa lo golpean con bastones mientras cantan, para que “cague” regalos y turrones por debajo de la manta.

Nochebuena es maravillosa se pase donde se pase, pero nunca olvidemos que lo mejor de todo es pasarlo con tus seres queridos y acabar el año rodeado de amor.

Menús Navideños

Posted on 12 diciembre, 2019 by Mi Querido Watson

Quedan dos semanas para las fiestas navideñas, ¡qué ganas! Los amigos, la familia, los regalos y, para muchos algo esencial, la comida. Ser anfitrión en alguna de las ocasiones navideñas puede verse como un marrón: organización con mucha antelación, preparación de espacios, de ingredientes… Pero también puede ser una gran ocasión para sorprender a los invitados con un menú diferente. Porque todos sabemos que en una época de excesos nunca va mal darle al cuerpo un respiro. Así que hoy hablaremos de opciones saludables y sanas para el menú de Navidad, con varias recetas y combinaciones para adultos y niños.

Como entrante tenemos dos propuestas que incorporan alimentos que nos gustan, pero ricos en vitaminas y que son frescos y ligeros, ya que su función es abrir el apetito sin empachar y se pueden preparar con antelación.

La primera opción son unos aguacates rellenos de ensalada o cocktail de langostinos, una receta típica pero adaptada a un formato moderno y bien presentado con el toque exótico del aguacate.

Y la segunda opción son los bocaditos de atún y patata, que son una muy buena opción para incorporar pescados a la dieta habitual de los niños, con un alto contenido en proteínas y bajo en grasas. Esta receta es muy sana ya que contiene patatas hervidas, atún y cebolla y aunque están rebozados no es necesaria freírlos, sino que los cocinamos al horno hasta que se doren.

En cuanto a platos principales no siempre hay que escoger entre carne o pescado, si se tiene tiempo y ganas se pueden cocinar dos opciones y optar por raciones más pequeñas, aunque no siempre es posible, ahí van unas cuantas opciones.

En cuanto a carne tenemos pechugas de pollo rellenas de higos, una combinación entre dulce y salado que no dejará indiferente a ninguno de tus comensales. Es muy fácil de hacer, ya que solo hay que cocinar la cebolla y colocarla junto a los higos en los filetes de pechuga para enrollarlas.

Otra opción de carne sería ternera asada con salsa de pimientos del piquillo acompañada con unas patatas, más o menos elaboradas en función del tiempo que tengamos. Lo más elaborado de hacer es la salsa de pimientos, pero la preparación de la carne es simple: al horno.

En cuanto a recetas con pescado proponemos dos opciones bajas en grasas pero sabrosas.

El rape en salsa verde, una receta muy sencilla de hacer con rape, almejas, cebolla y perejil fresco. Y además, no necesita ningún acompañamiento.

O la vichyssoise con salmón Teriyaki, en la que cocinaremos la vichyssoise de puerros y patatas con caldos de verduras por un lado, y el salmón con salsa teriyaki por otro. La salsa teriyaki se vende en muchos supermercados, así que no es difícil de encontrar.

Para terminar, como postre proponemos la crema de yogur griego con frutas del bosque, que es muy sencillo de elaborar, nada complicado y tiene varias frutas como el mango, zumo de limón, arándanos y frambuesas. También la podemos acompañar con canela en polvo o con mermelada de frutos del bosque para darle más sabor.

Todas estas recetas se pueden buscar en internet para saber los pasos exactos que hay que seguir, pero todas son bastante sencillas.

Eso sí, un menú navideño saludable no tiene por qué no ir acompañado con un par de polvorones después. Para compensar, ya sabes.

Como hacer que tu casa no parezca un mercadillo

Posted on 6 diciembre, 2019 by Mi Querido Watson

Encontrar un hogar no siempre es fácil: ubicación, condiciones, distribución de la casa… Pero cuando finalmente lo encuentras es importante crear en él el mejor espacio y eso implica saber deshacerse de cosas. No queremos ser Marie Kondo pero después de Black Friday y con la Navidad a la vuelta de la esquina es un buen momento para ponerse a hacer una limpieza de las cosas que hay por casa, para dejar espacio a nuevas incorporaciones.

Primero debemos pensar que el orden que hay en nuestra casa es un reflejo directo de nuestra conciencia y perspectiva sobre nuestro propio estilo de vida, así que lo que tenemos en casa es una elección de cómo deseamos vivir. Así que, pensando en quién somos lo podemos reflejar en nuestro hogar: minimalistas, detallistas, abstractos…

Es importante que reserves tiempo para este proceso y hacerlo de una sola vez, sin dejarlo a medias, ya que será clave para no tener que hacerlo en mucho tiempo.

El primer paso es ser conscientes del nivel de almacenamiento que tenemos disponible y cómo lo llenamos para evitar el efecto rebote. ¿Qué es el efecto rebote? Es lo que ocurre cuando estamos ordenando: lo que hacemos es almacenarlo todo en un armario, cajón o estantería y tarde o temprano se llenan y volvemos a tener el mismo problema, el caos. Nos encontramos con que nuestros espacios de almacenaje están llenos y no sabemos qué hacer.

Por eso, debemos empezar por la eliminación: vaciemos los espacios de almacenaje para ver de qué nos podemos deshacer, poniendo todo (sí, todo) en un mismo lugar para que veamos la magnitud de lo que tenemos almacenado. Es muy importante que seamos escrupulosos en este proceso y firmes: solo se quedará en casa lo imprescindible para vivir, lo demás deberá ser desechado.

Tu pregunta siempre debe ser: ¿lo necesito porque me hace feliz?

Empecemos por la ropa, coge cada prenda y pregúntate hasta qué punto te gusta, cuántas veces le has dado función en el último año y si te sigue apeteciendo usarla. Nada de quedarte con tallas más grandes “porque nunca se sabe” ni con tallas más pequeñas porque “igual bajo de peso”. Lo que no se usa, se deshecha.

A continuación, sacamos los libros, papeles y objetos varios de estanterías. Y hacemos lo mismo: ¿lo necesito porque me hace feliz? Solo quédate con los que la respuesta sea claramente: sí.

Y finalmente, los objetos sentimentales. La misma pregunta, si te cuesta mucho decidirte date un período concreto de tiempo, con temporizador incluido si lo necesitas 10 segundos para responder a ¿lo necesito porque me hace feliz?

Así es como cualquier limpieza debería empezar y acabar.

Por último, siempre tenemos que pensar en no tirar lo que desechamos sino en donarlo porque puede haber personas que lo necesiten: la ropa, los libros, pequeños electrodomésticos que ya no queramos… Hacer una limpieza intensa es una buena forma de transformar nuestro espacio y provocar también un cambio en nosotros mismos.